domingo, 10 de abril de 2011

XI Medio Maratón Asics Villa de Madrid y 5 km de Madrid MMT

Día: 03 de abril de 2011
Hora: 9.40 horas
Lugar: el parque del Retiro




Dicen que todos los comienzos son duros, en mi caso, fue más fácil la primera vez (en la San Silvestre) que este segundo contacto con el mundo del atletismo. No obstante, lo importante no es cómo se empieza, sino cómo se termina... El previo a la carrera fue un tanto amargo, porque ibamos a ser 4 los valientes (Belén, Alberto, Óscar y yo) que ese día participásemos, pero nos quedamos tan sólo en 2 por culpa del "ataque de los virus estomacales" (y eso que uno de los intrépidos, el Sr. Alberto, estaba recién recuperado de dicho trance). La carrera se preveía bonita, fácil. 5 kilómetros, un día explédido para correr, un entorno céntrico como el Retiro, amigos, el destino estaba de nuestro lado.

Pero he aquí a los protagonistas...

Sí, no somos más que unos iniciados en esta materia, pero cada lunes ponemos lo mejor de nosotros, superándonos semana tras semana, mejorando nuestra marca anterior. Estábamos emocionados, eufóricos, exultantes... con ganas de ver cuán capaces éramos de correr y aguantar.




Y el momento llegó. Teníamos el apoyo de Belén (una experimentada corredora, que a causa del famoso virus no pudo acompañarnos) nos habló de los entresijos de la carrera (la tan famosa cuesta del Ángel del Retiro) y de cómo dosificarnos. Hicimos unos estiramientos previos y nos despedimos de ella. Nos encaminamos a la salida. La adrenalina fluía con más y más intensidad, qué ganas!!

Y sencillamente, empezamos a correr. Un paso. Luego otro, y ya estábamos trotando. Buen ritmo. Mejor incluso que en nuestra rutina de los lunes. Serían sólo 5km, pero podríamos acabarlos con un aprobado alto, casi notable...

1er kilómetro, genial. Fue cuesta abajo, como lo serían 2/3 partes de la carrera. No podíamos confiarnos, pero ibamos bien. Adelantábamos. Nos adelantaban también, pero eran los menos.
2nd kilómetros, aún había esperanzas, aguantábamos el tirón, pero hubimos de bajar el ritmo, hay que ser consciente de las limitaciones de cada uno; no pasa nada, aún así lo estábamos haciendo muy bien.
3er kilómetro, la cuesta abajo tocaba a su fin y daba comienzo la cuesta arriba. Flaqueábamos por momentos, pero sabíamos que ya quedaba poco. Podríamos!! Alberto, se resintió (estaba muy reciente su convalecencia con el virus) Me instó a seguir, pero a los colegas no se les abandona (sí, tenía ganas de tirar como "si no hubiera mañana") no podía dejarle solo. Zigzagueé para no bajar el ritmo y seguir a su altura, él lo volvió a intentar (qué bravura). Estábamos en nuestro peor momento. Finalmente, tuvo que reducir hasta recuperar el ánimo y el aliento, y nuevamente me instigó para que continuase. Fueron las mismas palabras de antes, sin embargó, cambié de opinión. Sí, le dejaría solo, pero yo acabaría por él, por cuantos no pudieron participar por nosotros, por los lunes de plática y corredurias en el parque del barrio, acabaría dándolo absolutamente todo. Me despedí. No hacía falta decir nada más.
Los kilómetros se sucedieron sin mucha noción en mi mente. Tiré cuanto pude en esa primera cuesta fuera del parque, y aún más en la "cuesta del Ángel" (acabaría pagando el precio de esta osadía). Adelantaba. La gente miraba con rara expresión, como si estuviera saltanto desde un puente, como si supieran que esos pasos eran los últimos metros hasta mi propia silla eléctrica. Y los recorría con un ímpetu desmedido, casi con inconsciencia juvenil. Al alcanzar la zona más llana de la cuesta pude ver a Belén. Entre señas le di a entender que Alberto tuvo que parar, que venía detrás mío.

Continué y lo pude ver. Ahí estaba el tótem con forma de arco del triunfo, inflado, engalanado con marcas publicitarias esperando nuestra llegada, mi llegada. Pero no, qué horror, ¿¡qué significa esto!? ¿por qué hay otro detrás, y el de más al fondo? Error de principiante, era el último kilómetro creo, no era la meta. Cuantos adelanté en la cuesta, me pasaban ahora por uno y otro lado, mirándome como quien mira morir a Bambi en su lecho de muerte. Entendí sus miradas. Pero no me rendiría, había llegado muy lejos como para dejarlo tan cerca. Demasiadas pulsaciones, uppss, con esto no contábamos. Más cabeza y menos corazón, pero hay que llegar...

Ahora sí, ese es!! El final, un marcador con tiempos, gente, fotos, tú mismo y la satisfacción del trabajo bien hecho: "Cuerpo, no te pido más, pero llega hasta ahi. Entero, erguido, cabal".

Acabó.

25 min 52 segundos. Pude parar el reloj, no tenía fuerzas para nada, pero había llegado. ¿Entonces me vino a la mente, ¿y Alberto? ¿Cómo estaría? ¿Habría podido acabar? Giré en rededor y me volví a encaminar a la meta, y ahí estaba, había llegado, ¡¿cómo no iba a acabar?! Sí señores, casi a la par, con un tiempo de 28 min 12 segundos.

¿Acaso no era eso una hazaña? ¿Acaso no fuimos héroes por un breve instante de tiempo?


Lo fuimos

2 comentarios:

  1. Y miradlos, frescos como lechugas, como si no hubiera pasado nada :) muy bien Runners!!

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  2. Bravor!!! Te damos un sobresaliente en tu estreno runnerpalero!! vaya dos... jajaja me encanta vuestra ultima foto.

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